Recuperar la dignidad
Establecer un sentido de valía personal (somos valiosos para los demás). Crear una sensación de empoderamiento (podemos hacer que las cosas sucedan). Aumentar la confianza social (podemos llegar a los demás y habrá una respuesta). Infundir un sentido de esperanza (a pesar de los contratiempos, la vida continúa).
¿De qué manera podemos adquirir dignidad?
Dignidad que los seres humanos pueden adquirir (o perder) mediante un sentimiento de autoestima: Tengo dignidad cuando creo en mi propia valía. Orgullo de uno mismo o sentido consciente de la propia valía como ser humano que vive una vida con sentido, digna del respeto de los demás.
¿Cómo se mantiene intacta la dignidad?
Todos nos criticamos de vez en cuando, pero si a menudo piensas mal de ti mismo o te juzgas negativamente, es posible que tengas baja autoestima. Puede que no conozcas la causa de tu baja autoestima, pero hay medidas que puedes tomar para mejorarla.
La autoestima no es lo mismo que la confianza en uno mismo. La confianza se refiere a la capacidad de una persona en un área concreta de su vida. Una persona puede estar muy segura de sus capacidades, pero tener baja autoestima. Conseguir confianza en un área concreta de la vida no mejorará necesariamente la autoestima.
La baja autoestima puede tener su origen en experiencias de la primera infancia. Si no encajabas en la escuela, tenías dificultades para cumplir las expectativas de tus padres o sufrías abandono o abusos, esto puede llevar a una persona a tener creencias básicas negativas sobre sí misma. Son creencias arraigadas que una persona tiene sobre sí misma.
Los adolescentes, especialmente las chicas jóvenes, pueden ser objeto de mensajes e ideales poco útiles en las redes sociales y en los medios de comunicación en general, que les hacen creer que su valía se basa en su aspecto o comportamiento. Esto puede conducir a una baja autoestima y a pensamientos negativos sobre su propia valía. Los malos resultados escolares o el acoso escolar también pueden causar baja autoestima.
Cómo mantener el respeto por uno mismo y la dignidad
Las pruebas experimentales y de campo demuestran que los esfuerzos por recuperar la dignidad son de dos tipos: saludables y no saludables. Algunos individuos se apoyan en sus recursos personales y sociales para ser resilientes. Otros, en cambio, se vuelven más impulsivos, sacrifican los objetivos a largo plazo por la gratificación inmediata, buscan refugio en bandas e incluso recurren a la violencia. Intentan alcanzar la dignidad, pero de forma destructiva.
Al igual que el apego seguro y el sentido de pertenencia, la necesidad de dignidad es una parte esencial del sentimiento de valoración. Estos deseos satisfacen, respectivamente, necesidades de supervivencia, sociales y existenciales. La evolución nos ha llevado no sólo a buscar la supervivencia y las conexiones, sino también un sentimiento de humanidad, que es de lo que trata la dignidad. A menos que nos sintamos valorados, por nosotros mismos y por los demás, no podemos sentir que importamos.