Tratamiento del síndrome de estrés del cuidador

El cuidado informal es un papel gratificante pero exigente. El presente marco teórico propone adaptar el concepto tridimensional de burnout al cuidado informal como una forma de abordar las consecuencias potenciales del cuidado. Esta adaptación refleja las dificultades comunicadas por los cuidadores, así como los hallazgos empíricos sobre el agotamiento emocional, la despersonalización y la realización personal como resultados del cuidado. Pero para entender el burnout en contextos de cuidado informal, también es necesario encontrar formas de modelarlo.

Por ello, se propone el Modelo Integrador del Cuidador Informal (MCII). Este modelo se basa en la integración de elementos de la literatura sobre el estrés del cuidador informal y el desgaste profesional. El objetivo del ICIM es enfatizar la importancia de cada categoría de determinantes del burnout del cuidador informal (es decir, relacionados con el cuidador, el entorno del cuidado y el contexto sociocultural), con un papel mediador clave para la valoración de los cuidadores de su situación y su relación con el cuidador-receptor.

 

Si estás estresado como cuidador, ¿cómo te cuidarías a ti mismo?

No es sorprendente que los cuidadores reporten niveles más altos de estrés psicológico en comparación con los no cuidadores, según un informe de 2019 del Centro Nacional de Información Biotecnológica. Las cifras son asombrosas: de los participantes en el estudio, el 19% de los cuidadores tenían burnout y el 22,6% estaban en riesgo de desarrollar el síndrome de desgaste del cuidador. Y los CDC han informado de que el 53% de los cuidadores experimentan un deterioro de su propia salud, lo que les hace más propensos que el público en general a padecer una enfermedad crónica (82% frente al 61%).

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“Los cuidadores suelen tener una personalidad especial: personas de gran corazón, sensibles, responsables y bienintencionadas, a las que les motiva y satisface hacer el bien a sus seres queridos”, afirma el psiquiatra geriátrico Ken Robbins, de la Universidad de Wisconsin-Madison. “Pero eso suele excluir el cuidado de sí mismos”. Riesgos añadidos para la salud: La mayoría de los cuidadores se encuentran en la mediana edad o más, edades en las que sus propias enfermedades y problemas físicos tienden a aflorar.

Cómo afrontar el estrés del cuidador

Aligere su carga subcontratando lo que pueda. Hay una serie de servicios disponibles para personas con discapacidades y enfermedades, como reparto de comidas, transporte y guarderías para adultos. Aproveche lo que haya disponible en su zona; muchos de estos servicios son gratuitos o de bajo coste. Si puede permitírselo, considere la posibilidad de contratar a alguien para que limpie o haga otras tareas por usted. Todo lo que pueda hacer para reducir la carga física y emocional sobre sus hombros contribuirá a su bienestar general.

Si sigue trabajando, hable con su jefe. Muchos empleados son reacios a hablar de cómo su papel de cuidadores puede estar afectando a su trabajo. Sin embargo, es posible que su empresa ofrezca una serie de programas, como permisos, horario flexible y otras oportunidades.

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A continuación, dedíquese a cuidar de sí mismo. Programe citas con sus propios profesionales médicos. Esto puede incluir la visita a su médico de cabecera, a especialistas, a un terapeuta o consejero, o a profesionales de la medicina alternativa. Si usted no está sano, no podrá cuidar de su ser querido. Asegúrese de que come bien, duerme lo suficiente y bebe mucha agua. Dedique tiempo a hacer ejercicio todos los días, aunque sólo sea salir 15 minutos a dar un paseo rápido por el barrio.

El agotamiento del cuidador

Aunque estos cambios son difíciles para todos los implicados, hay recursos disponibles para ayudarle tanto a usted como a la persona con demencia a medida que la enfermedad progresa. Habrá días difíciles, pero también habrá días buenos. A medida que su relación con la persona con demencia cambie, encontrará nuevas formas de conectar y profundizar su vínculo.

A medida que las responsabilidades como cuidador se vuelven más exigentes, es importante que cuide de sí mismo. Tómese descansos, aunque sólo sean unos momentos. Asegúrese de no aislarse. Infórmese sobre los servicios de relevo disponibles en su comunidad y acepte las ofertas de ayuda de amigos y familiares. Dado que el pago de los cuidados a largo plazo puede ser una gran preocupación y una fuente de estrés, investigue todas sus opciones, si aún no tiene planes.

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Los cambios de comportamiento pueden ser algunos de los más angustiosos para los cuidadores y los familiares. Durante las fases intermedias, las personas pueden experimentar depresión, ansiedad, irritabilidad y comportamientos repetitivos. A medida que la enfermedad avanza, pueden producirse otros cambios, como alteraciones del sueño, arrebatos físicos y verbales y deambulación. Entender qué comportamientos son comunes durante esta etapa y cómo ayudar a la persona con demencia puede ser de gran ayuda.

Por Anna

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