Amistad entre hombre y mujer

Los hombres más jóvenes son más propensos que los mayores a decir que la mayoría de sus amigos son mujeres: el 17% de los hombres de entre 16 y 24 años tienen mayoritariamente amigas, frente al 9% de los hombres de entre 30 y 40 años, y el 11% de los hombres de 60 años o más. En todos los grupos de edad, las mujeres son menos propensas que los hombres a decir que la mayoría de sus amigos son del sexo opuesto.

La mitad de los hombres (51%) y de las mujeres (52%) piensan que es igual de fácil o difícil hacer amistad con alguien, independientemente de su sexo.    A las mujeres les resulta dos veces más fácil hacer amistad con mujeres (29%) que con hombres (14%), mientras que a los hombres les resulta más fácil hacer amistad con hombres (26%) que con mujeres (17%).

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Hoy en día, hombres y mujeres interactúan muy activamente en los estudios, el trabajo… Simplemente en la vida. Tienen aficiones comunes. Así que, naturalmente, surge la pregunta: “¿Es posible que un hombre y una mujer socialicen sin atracción sexual, tensión, pasión y permanezcan en una “relación platónica”?

En esta pregunta no se encuentra la única respuesta “verdadera”. Todos tenemos experiencia y opinión individual. Una parte de nosotros creería que “él” y “ella” pueden ser sólo amigos, y otra afirmaría que no tiene sentido: si dos personas de sexo opuesto son amigos, lo más probable es que uno de ellos esté interesado en algo más que una relación platónica.

Pueden ser amigos sólo hasta que uno o ambos crucen la “línea del no sexo”. Mucha gente piensa que la amistad entre personas del sexo opuesto esconde intenciones sexuales, o que al menos uno de los amigos (la mayoría hombres) sueña con ello. En el amor platónico no hay actividad sexual, pero muy a menudo hay atracción sexual. Creo que la tensión sexual es inevitable entre amigos heterosexuales del sexo opuesto. Sin embargo, lo más importante es tener la capacidad de separar las dos categorías de sentimientos, una tarea difícil en los casos en que hay dos sexos opuestos implicados. A veces, la distinción puede ser totalmente imposible.

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¿Pueden los hombres y las mujeres heterosexuales ser alguna vez “sólo amigos”? Pocas otras preguntas han provocado debates tan intensos, cenas familiares tan incómodas, literatura tan escabrosa o películas tan memorables. Aun así, la pregunta sigue sin respuesta. La experiencia cotidiana sugiere que las amistades no románticas entre hombres y mujeres no sólo son posibles, sino habituales: hombres y mujeres viven, trabajan y juegan codo con codo, y en general parecen capaces de evitar acostarse espontáneamente. Sin embargo, sigue existiendo la posibilidad de que esta coexistencia aparentemente platónica no sea más que una fachada, una elaborada danza que encubre innumerables impulsos sexuales que bullen bajo la superficie.

Una nueva investigación sugiere que puede haber algo de verdad en esta posibilidad: podemos pensar que somos capaces de ser “sólo amigos” de los miembros del sexo opuesto, pero la oportunidad (o la oportunidad percibida) para el “romance” está a menudo al acecho a la vuelta de la esquina, esperando para saltar en el momento más inoportuno.

Con el fin de investigar la viabilidad de las amistades platónicas entre personas del sexo opuesto -un tema que se ha explorado más en la gran pantalla que en el laboratorio científico-, los investigadores llevaron a 88 parejas de estudiantes universitarios del sexo opuesto a… un laboratorio científico.    La privacidad era primordial; por ejemplo, imagina las consecuencias si dos amigos se enteraran de que uno -y sólo uno- tenía sentimientos románticos tácitos por el otro a lo largo de su relación.    Para garantizar la sinceridad de las respuestas, los investigadores no sólo siguieron los protocolos estándar de anonimato y confidencialidad, sino que también exigieron a ambos amigos que se abstuvieran de hablar del estudio, incluso después de abandonar el laboratorio. A continuación, se separaron estas parejas de amigos, y a cada miembro de cada pareja se le hizo una serie de preguntas relacionadas con sus sentimientos románticos (o la falta de ellos) hacia el amigo con el que estaban realizando el estudio.

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Según las investigaciones de Dunbar, desde una edad muy temprana se hace evidente la diferencia entre las amistades de las niñas y los niños: mientras que las amistades de las niñas suelen basarse en la conversación y son emocionalmente intensas, las de los niños son más informales.

“Dependen mucho más no de quién eres, sino del hecho de pertenecer a mi club”, afirma Dunbar. “No importa lo que defina al club… pueden ser sólo los chicos que van a beber juntos un viernes por la noche, o que juegan al fútbol”.

Esta observación de las redes sociales refleja la dinámica real que está en juego en las amistades, dijo Dunbar. Sus efectos están presentes en las escuelas primarias, donde los investigadores observan que, al principio, a las chicas les gusta unirse a los chicos en juegos bruscos; pero en algún momento, a medida que se vuelven más bruscos, las chicas se van a hablar entre ellas en su lugar.Los chicos tienden a jugar a juegos más activos con sus amigos, mientras que las chicas suelen establecer conexiones a través de la conversaciónImagen: Soeren Stache/dpa/picture alliance

Otra diferencia importante en las amistades masculinas y femeninas que Dunbar y otros investigadores han observado es su mantenimiento. Cuando los hombres se mudan de país, suelen perder el contacto con sus amigos, mientras que las mujeres son mucho más propensas a mantener el contacto con los amigos que hicieron mientras estudiaban en la universidad, por ejemplo.