La sensación de sentirse celosa
Los celos son una emoción normal, que surge cuando alguien se siente inseguro acerca de su relación (ya sea esa relación con una pareja romántica, un padre, un hermano o un amigo). Todo el mundo experimenta celos en algún momento de su vida. Pero pueden surgir problemas cuando los celos dejan de ser una emoción sana para convertirse en una emoción malsana e irracional.
Los celos irracionales y excesivos pueden acabar destruyendo una relación. Aprende a afrontar los celos y las inseguridades en una relación para poder superar esta emoción y fortalecer tu relación de pareja.
Los celos son una reacción ante una amenaza percibida -real o imaginaria- para una relación valiosa. El celoso teme que un extraño esté intentando ganarse el afecto de la persona amada. Junto con los celos, una pareja insegura también puede sentirse enfadada, despectiva, ansiosa y deprimida, por lo que los celos pueden ser peligrosos.
Los celos en la pareja
Los celos ocasionales son naturales e incluso pueden ser motivadores. Pero si te enfadas cuando ves fotos en Instagram de ropa, trabajos o coches que envidias, puede que necesites trabajar este problema. O puede que tus celos te estén volviendo paranoico y te estén causando problemas con tu pareja. Controlar estas emociones puede ser difícil, pero a menudo es necesario para avanzar y sentirse seguro y confiado. Supera tus celos enfrentándote a ellos, encontrando un nuevo enfoque y mejorándote a ti mismo. ¡Tú puedes!
Cómo dejar de sentirse celosa
Los celos pueden ser una emoción poderosa y dolorosa, y esta emoción negativa puede acabar con casi cualquier relación. Si no se tratan, los celos pueden crear una brecha permanente entre usted y su pareja, además de afectar negativamente a futuras relaciones.
De hecho, la envidia y los celos son similares. Sin embargo, los celos implican un sentido de posesión y derecho, mientras que una persona envidiosa codicia lo que otra persona posee: sus posesiones, posiciones, privilegios o lo que es como persona (su aspecto).
Es asombroso que algo que comienza en nuestra imaginación pueda pronto descontrolarse y causar un daño tan devastador. La imaginación hace crecer los celos, como las semillas, el abono, el sol y el agua hacen crecer tu jardín.
Reconoce las historias negativas y la autoconversación constante. No desproporciones las cosas repasándolas una y otra vez en tu mente. En lugar de eso, imagina que puedes hacer todas las cosas que te hacen feliz en lugar de tener todos esos pensamientos y emociones negativas dando vueltas en tu cabeza.
Nos encontramos con estas personas todos los días; de hecho, a menudo son nuestros amigos, familiares y compañeros de trabajo. A veces, estos encuentros pueden dejarnos con un sabor amargo en la boca y un brillo verde en los ojos.
La primera pista de que los celos nos acecha pueden ser los sentimientos irracionales de hostilidad hacia el objeto de nuestros celos. El mero hecho de verlos puede erizarnos la piel, aunque no hayan hecho nada malo que podamos identificar.
Es mejor desentrañar esta forma de resentimiento vago e identificar su raíz de color verde antes de que se apodere de nosotros y dañe nuestras relaciones. Prestar atención a las señales corporales también puede ser útil, ya que ciertas formas de celos pueden desencadenar una respuesta fisiológica de “lucha o huida” que implica síntomas como aumento del ritmo cardíaco, músculos apretados y palmas sudorosas.