Cómo funciona tu cerebro cuando estás deprimido
La depresión es una enfermedad mental que afecta a nuestra forma de sentir, pensar y actuar. ¿Cómo se siente la depresión? ¿Cómo afecta la depresión a las personas? Aunque los sentimientos y pensamientos relacionados con la depresión pueden variar de una persona a otra, suelen incluir sentimientos intensos de tristeza y desesperanza. Estos sentimientos pueden durar desde un par de semanas hasta muchos años.
La depresión es diferente de sentirse triste por algo que ha ocurrido en su vida. Los periodos breves de tristeza o desesperanza son completamente normales y no son lo mismo que la depresión. Cuando los terapeutas diagnostican una depresión, suelen buscar síntomas de depresión que hayan estado presentes durante al menos un par de semanas.
Algunas personas con depresión sólo tienen un episodio breve en su vida. Otras tienen varios periodos intensos y más largos de depresión a lo largo de su vida. Los casos más graves y continuados de depresión se conocen como trastorno mental depresivo mayor o TDM. También puede denominarse depresión clínica o depresión mayor. Si cree que sufre depresión clínica, hemos escrito sobre por qué es importante identificar y tratar la depresión clínica lo antes posible.
¿Cómo afecta la depresión al cerebro?
Según un estudio de IRMf, se observó una disminución de la actividad cerebral en el hipocampo82 en pacientes depresivos. La reducción del volumen de materia gris y de la actividad funcional en el hipocampo conduciría a emociones negativas y a la incapacidad de procesamiento cognitivo en pacientes depresivos.
¿Puede la depresión dañar el cerebro?
La depresión puede provocar la liberación de glucocorticoides en el cerebro, un tipo de esteroide que puede dañar el hipocampo y otras zonas del sistema nervioso central. Cuando esto ocurre, puede experimentar síntomas asociados al trastorno neurocognitivo (demencia), como la pérdida de memoria.
Cómo son la depresión y la ansiedad en el cerebro
La depresión no es sólo un sentimiento ordinario de depresión, puede cambiar tu cerebro. Esto puede afectar a tu forma de pensar, sentir y actuar. Los expertos creen que la genética, el estrés y la inflamación pueden desempeñar un papel. Es importante recibir ayuda para la depresión, para que no dañe el cerebro con el tiempo. Un tratamiento precoz puede ayudarle a evitar o reducir algunos de los cambios de los que hablaremos en este artículo.
Existe cierto debate sobre la determinación de qué áreas del cerebro se ven afectadas y en qué medida durante la depresión. Cada vez hay más pruebas de que ciertas partes del cerebro muestran signos de reducción en las personas con depresión. Concretamente, estas zonas han perdido volumen de materia gris (VCM), que es el tejido que tiene muchas células cerebrales. La pérdida de materia gris parece ser mayor en las personas con depresión frecuente o persistente con síntomas graves. Los estudios demuestran que la depresión puede reducir el volumen de materia gris en las siguientes áreas Hipotálamo (Hipocampo): Parte del cerebro importante para el aprendizaje y la memoria, el hipotálamo conecta con otras partes del cerebro que controlan las emociones y responden a las hormonas del estrés. Corteza prefrontal: Esta zona interviene en el pensamiento y la planificación. También hay pruebas de que las siguientes partes del cerebro también se encogen durante la depresión: el tálamo, el núcleo caudal y la ínsula
El interior del cerebro de una persona con depresión
Existen varias teorías sobre las causas de la depresión. Lo más probable es que esta afección sea el resultado de una compleja interacción de factores individuales, pero una explicación muy extendida sugiere que la química anormal del cerebro desempeña un papel primordial.
Hallazgos más recientes indican que la depresión probablemente no sea el resultado de desequilibrios químicos en el cerebro. Sin embargo, la creencia de que los desequilibrios químicos son los causantes de la depresión está muy extendida entre la población estadounidense. Una encuesta reveló que casi el 85% de los encuestados creía que tales desequilibrios eran la causa probable de la depresión.
Tu cerebro ante la depresión: Neurociencia animada
Aunque la aparición de episodios depresivos suele deberse a altos niveles de estrés, éste no basta por sí solo. Todos estamos expuestos a factores estresantes, ciertamente de intensidad y duración variables, pero sólo algunos desarrollan una depresión grave. En realidad, lo que puede desencadenar la depresión es la incapacidad para hacer frente al estrés.
La respuesta al estrés se produce principalmente en el llamado eje HPA, en el que intervienen el hipotálamo, la hipófisis y la corteza suprarrenal (Figura 1). En última instancia, la corteza suprarrenal libera glucocorticoides, que tienen efectos en todo el organismo sobre el metabolismo y la función inmunitaria, entre otras cosas. Los glucocorticoides también inhiben los primeros pasos de la respuesta al estrés en el hipotálamo y la hipófisis, evitando que el sistema se vuelva hiperactivo.
Pero, ¿qué es lo que desencadena la respuesta al estrés? La principal fuente de activación procede de la amígdala, una parte del cerebro importante para el procesamiento de las emociones, sobre todo las negativas. Así, cuando alguien experimenta emociones negativas, la amígdala se vuelve más activa, lo que puede desencadenar la respuesta al estrés en el eje HPA. Los glucocorticoides liberados desencadenan entonces un bucle de retroalimentación positiva con la amígdala y bucles de retroalimentación negativa con el hipocampo y el córtex prefrontal (Figura 1). Si el equilibrio entre la excitación de la amígdala y la inhibición del hipocampo y el córtex prefrontal favorece la activación del HPA (excitación de la amígdala > hipocampo, inhibición del córtex prefrontal), se produce una retroalimentación positiva y pueden aparecer estrés crónico y depresión. El estrés crónico produce niveles excesivos de glucocorticoides, que pueden provocar la muerte de neuronas, en particular en el hipocampo. Esto puede ser relevante para el modo de acción de los fármacos antidepresivos más recetados, los ISRS (inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina).